Preparación escolar

Social

Desarrollo social y emocional

El desarrollo social y emocional positivo durante los primeros años de la vida de los niños constituye un pilar fundamental para el desarrollo y aprendizaje de por vida.

Mujer leyendo con el niño

El desarrollo social se refiere a la capacidad que tiene el niño de crear y mantener relaciones interpersonales significativas con los adultos y otros niños. Los bebés y niños pequeños desarrollan habilidades y comportamientos para construir relaciones, mediante las interacciones más tempranas con los adultos importantes de su vida. Los niños que desarrollan relaciones de confianza con los adultos son capaces de explorar más a fondo y participar más plenamente en el mundo que los rodea. Ellos saben que los adultos los apoyarán en tiempos difíciles.

Las relaciones interpersonales con otros niños también pueden desarrollarse en los primeros tres años. Estas proveen oportunidades para practicar las habilidades que han aprendido de los adultos. Y también alientan las habilidades para resolver problemas mientras enfrentan las dificultades y alegrías que forman parte de las interacciones con otros niños, cuyos deseos o ideas son distintas a las suyas. A medida que los niños pasan a la edad preescolar, tienen mayor interés en construir relaciones con sus pares o compañeros. Las habilidades fundamentales sociales, como hacer concesiones, cooperar y compartir, se desarrollan en esta edad. Los niños pequeños necesitan respaldo de los adultos mientras aprenden a practicar estas habilidades.

El desarrollo emocional se refiere a la capacidad del niño de expresar, reconocer y manejar sus propias emociones, así como para responder apropiadamente a las emociones de los demás. El desarrollo emocional de los bebés está vinculado estrechamente con el desarrollo social con los adultos, así como con las diferencias individuales. Estas relaciones tempranas enseñan a los niños a expresar e interpretar una amplia serie de emociones. Aunque los niños expresan emociones al nacer, los años preescolares son una etapa crítica para aprender a manejar las emociones de forma que puedan construir habilidades sociales sólidas y aprovechar al máximo el tiempo que pasan en un programa de la primera infancia. Los preescolares están desarrollando ideas más concretas sobre su propia identidad, quiénes son y qué es lo que son capaces de hacer. Un sentido de identidad y pertenencia contribuye a la preparación escolar y a aprender, ayudando a los niños a adquirir confianza en sí mismos. Los niños participan más plenamente en oportunidades para aprender cuando se sienten bien consigo mismos y con lo que son capaces de hacer.

Varios niños jugando en la mesa

Por muchas razones, el ritmo y la trayectoria del desarrollo social y emocional varían en los niños pequeños. Es conveniente considerar los antecedentes culturales y lingüísticos, así como las diferencias individuales. Algunas culturas animan a los niños a ser extrovertidos, mientras que otras los animan a ser reservados en sus interacciones sociales y en la expresión emocional. Los niños con discapacidades pueden requerir instrucciones o adaptaciones más individualizadas. Tal vez necesiten guía intencional por parte de los maestros para ayudarlos a hacer amistades o expresar sus sentimientos.

Cuando los niños observan e interactúan con adultos conocidos, empiezan a aprender a expresarse e interpretar una amplia serie de emociones. El desarrollo social y el emocional van mano a mano durante los primeros años de vida.