Bonificia R. Riedel

–  Bonificia R. Riedel, madre de Head Start en el pasado y administradora de Head Start actualmente, Cheyenne, WY

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Un cepillo de dientes azul, un peine y un globo. Todavía recuerdo a mi maestra de Head Start dándome esos maravillosos regalos hace más de 40 años. Significaron tanto para alguien que tenía tan poco.

Mi padre era alcohólico y nuestra familia muchas veces tenía problemas para satisfacer las necesidades básicas, como alimentos y electricidad. Mi madre tenía poco tiempo y energía para guiarme a mí y a mis seis hermanos. Como resultado, nunce me sentí inteligente. Simplemente aprendí a aceptar lo que yo pensaba que eran mis deficiencias.

Cuando me convertí en madre, Head Start me ayudó a ver más allá de mis inseguridades. Después que inscribí al último de mis hijos en Head Start, decidí ir a la universidad. Estaba tan asustada. Me senté en la recepción de nuestro colegio comunitario durante una hora antes de ir a pedir ayuda. El personal de Head Start me ayudó a elegir las clases y a gestionar la ayuda financiera. Me dieron impulso cada vez que tenía ganas de dejar la escuela.

Cuando me gradué de la escuela de enfermería me convertí en coordinadora de salud de Head Start. Seguí recibiendo ascensos, pero aun así me sorprendió cuando me pidieron que me entrevistara para el puesto de director de Head Start. ¡Estaba muy emocionada cuando conseguí el trabajo! Me encanta lo que hago.

Gracias a Head Start, mi propio hijo entró en la escuela pública con tres años de ventaja en las habilidades de lectura y escritura. Ahora está en la universidad. Los ojos se me llenan de lágrimas cuando veo en el formidable joven en el que se ha convertido. Head Start me enseñó bastante sobre la crianza, el desarrollo en la primera infancia y, lo más importante, sobre mi persona y mis habilidades.

No tengo palabras para expresar la buena fortuna que Head Start ha traído a mi vida y a toda mi familia. Mi corazón se llena de orgullo al compartir mi historia de Head Start.