Heart Start: Las bases emocionales de la preparación escolar

Antes de que se publicara De las neuronas al vecindario, Zero to Three publicó una serie de artículos que apuntaban de manera similar al desarrollo social y emocional de los bebés y niños pequeños como precursores del éxito escolar. Los autores identificaron siete características de los niños que están mejor preparados para prosperar en el entorno escolar (Zero to Three, 1992). Estas características se reflejan en los dominios del Marco de Head Start sobre los resultados del aprendizaje temprano de los niños (ELOF, sigla en inglés) Enfoques de Aprendizaje, Desarrollo Social y Emocional, y Lenguaje y Comunicación, en Lenguaje y Lectoescritura (Oficina Nacional de Head Start 2015):

  • Confianza — Un sentido de control y dominio del cuerpo, el comportamiento y el mundo; la sensación del/de la niño(a) de que es más probable que tenga éxito en lo que emprende y que los adultos serán útiles.
  • Curiosidad — La sensación de que descubrir cosas es positivo y conduce al disfrute.
  • Intencionalidad — El deseo y la capacidad de influir en algo, y actuar en consecuencia con persistencia; una característica que está claramente relacionada con una sensación de competencia y de ser eficaz.
  • Autocontrol — La capacidad de modular y controlar las propias acciones de manera apropiada para la edad; una sensación de control interno.
  • Conexión — La capacidad de interactuar con los demás partiendo de la sensación de ser entendido por los demás y entender a los demás.
  • Capacidad de comunicación — El deseo y la capacidad de intercambiar ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Una característica que está relacionada con la sensación de confianza en los demás y la sensación del disfrute de involucrarse con los demás, incluidos los adultos.
  • Cooperación — La capacidad de equilibrar las propias necesidades con las de los demás en una actividad grupal.

una maestra ayuda a dos niños a cortar plastilinaCaracterísticas como estas les permiten a los niños responder a instrucciones, prestar atención, comunicarse eficazmente con sus compañeros y con los adultos, lidiar con el estrés y sentirse motivados a aprender. Los niños que carecen de estas cualidades enfrentan desafíos mucho mayores y, por lo general, experimentan problemas académicos y del comportamiento. Estos niños corren un mayor riesgo de interrumpir el entorno del salón de clases, de ser excluidos por sus pares, de ser suspendido o expulsado, de quedarse retrasado en las habilidades académicas, y en última instancia experimentan mayores problemas de comportamiento y aprendizaje que conducen al fracaso académico y la deserción escolar (Peth-Pierce, 2000; Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos y Departamento de Educación de los Estados Unidos, 2016).

Hay un fuerte apoyo a la idea de que la preparación escolar se considera mejor en el contexto de fomentar la competencia general de desarrollo de todos los niños para que puedan manejar las demandas y responsabilidades de la escuela y la vida. La competencia de desarrollo se refiere al funcionamiento óptimo en todas las áreas de desarrollo, y se expresa como:

  • La curiosidad y la motivación para aprender.
  • La resiliencia para hacer frente al estrés.
  • La capacidad de resolver problemas, comunicarse eficazmente y forjar relaciones cercanas y satisfactorias con compañeros y adultos.

Esta competencia de desarrollo es el resultado de experiencias positivas y de fomento del desarrollo temprano con adultos sensibles y receptivos y es tan importante como la adquisición de habilidades académicas específicas. Estas experiencias de fomento del desarrollo son las que enseñan a los niños a manejar sus emociones y su comportamiento, a comunicarse y aprender eficazmente, y a mantener relaciones positivas con los demás (Instituto de Medicina, 2000).