Las relaciones facilitan el aprendizaje

Los primeros estudios de bebés que fueron colocados en instituciones ofrecen pruebas bien documentadas del deterioro físico, social y cognitivo que se produce en los bebés que experimentan una falta de relaciones emocionales íntimas con cuidadores importantes para ellos (Spitz, 1945). Estudios más recientes de niños adoptados de orfanatos de todo el mundo demuestran cómo estos niños, que no recibieron estimulación ni relaciones regulares con cuidadores, mejoraban notablemente su funcionamiento del desarrollo cuando se colocaban en un entorno protector y que les ofrecía amor. Por ejemplo, un niño retraído y letárgico comenzará a alegrarse y mostrar interés en el mundo que lo rodea cuando esté con cuidadores atentos, amorosos y centrados en él. Las investigaciones sobre el desarrollo cerebral temprano destacan el proceso de "poda", o de "lo usas o lo pierdes", que se produce en las conexiones entre las células cerebrales. Este proceso fortalece las conexiones entre las células de uso frecuente y debilita, y en última instancia elimina, las conexiones entre las células cerebrales que no se utilizan. Esta "poda" del cerebro ocurre durante las actividades y experiencias normales y cotidianas, y literalmente moldea la estructura del cerebro (Instituto de Medicina, 2000; Consejo Científico Nacional sobre el Niño en Desarrollo, 2007).

Las rutinas diarias de cuidado, como sostener, balancear, bañar, alimentar, vestir y hablar con los bebés, ayudan a crear nuevas conexiones en el cerebro. Los juguetes caros, las tarjetas u otros aparatos no son necesarios para impulsar el desarrollo cognitivo ni para "hacer que un bebé sea más inteligente". Los niños juegan creativamente y aprenden de los artículos más comunes, gateando entre cajas de cartón, clasificando y golpeando con cuencos y tapas de plástico o metal, o jugando "cu-cu" con la bufanda de mamá. Los padres y los programas de la primera infancia necesitan materiales que capten la imaginación y el interés del niño, pero no tienen que comprar artículos especiales que se venden para aumentar el "poder del cerebro". (Consulte la sección Recursos adicionales para obtener información sobre las publicaciones que proporcionan ideas para materiales, actividades y experiencias de juego para bebés y niños pequeños).

manos adultas están dándole un chupete a un bebéLas relaciones sirven como guía al aprendizaje de varias maneras. Por ejemplo, los adultos son responsables del entorno del niño y de la cantidad de estimulación sensorial en ese entorno. Una de las primeras tareas de desarrollo del recién nacido es regular sus estados de excitación, desde el sueño profundo hasta estar somnoliento, alerta, inquieto o en pleno llanto. En cada uno de estos estados, el bebé es más o menos capaz de responder e interactuar con su entorno. El bebé está más abierto a la interacción social y la exploración cuando está en un estado de alerta y tranquilo.

Los padres y los miembros de la familia, los maestros, los proveedores de cuidado infantil familiar, los visitadores del hogar que trabajan con los padres y otros cuidadores juegan un papel importante a la hora de ayudar a los bebés a regular sus estados de excitación atendiendo a sus necesidades: cambiando un pañal mojado, alimentando a un bebé con hambre, meciendo a un bebé cansado para que se duerma, y manteniendo los sonidos y la estimulación visual a un nivel cómodo. Los adultos importantes para el niño son los guías para que este aprenda quién y qué es "seguro". Por ejemplo, un bebé de 9 meses mirará a su madre/padre o maestro cuando una persona desconocida entre en la habitación para verificar si está bien interactuar; o un bebé que va gateando mirará a su padre cuando se acerque a lo que parece ser un área demasiado empinada para él. Durante este tipo de cuidado receptivo, los bebés comienzan a desarrollar una sensación de confianza en las personas que los cuidan y forman los lazos de apego que mantienen a los padres y otros cuidadores en un lugar especial en la vida de ese niño. En una relación segura, un niño aprende "yo importo", "alguien me entiende" y "tendré mis necesidades satisfechas"; esto constituye la base de la autoestima, así como la expectativa de que las personas son buenas y el mundo es seguro. Esta confianza y seguridad en última instancia crea la autorregulación necesaria para que los niños pequeños se conviertan en estudiantes exitosos, y promueve la competencia en todas las áreas del desarrollo.

Implicaciones para la práctica

Las relaciones que usted entabla con los niños y las familias en su programa mejoran o inhiben el aprendizaje de los niños. ¿Cómo se crea una relación eficaz con un niño y una familia? ¿Qué sucede cuando simplemente no hace "clic" con un niño a su cargo? ¿Cómo se cuida usted a sí mismo para que tenga la energía para cuidar a los niños y apoyar a los padres en ese cuidado?

  • Las relaciones toman tiempo y atención. Reconozca que, al igual que los adultos, los niños vienen a su programa con un historial de relaciones que influirán en la forma en que abordan una nueva relación. Piense en las características de las relaciones importantes en su propia vida y en las cualidades que las hacen especiales: confianza, aceptación, sentirse comprendido, tener sus necesidades satisfechas. Estas son las mismas cualidades que debe aportar a sus relaciones con los niños.
  • Cuando piense en las relaciones con los niños, piense en las relaciones con sus padres. Ya sea que usted trabaje directamente con niños en entornos de cuidado grupal o con padres y familias en un programa basado en el hogar, los padres son tan importantes como usted cuando se trata de apoyar el desarrollo y el aprendizaje de sus hijos. Participar y asociarse con los padres y las familias lo ayuda a usted a conocer al niño en un contexto más amplio, y ayuda a las familias a conocerlo a usted. Una asociación exitosa contribuye a fomentar la sensación de confianza y competencia de los padres y las familias en su capacidad para apoyar a sus hijos. También contribuye a que usted tenga una sensación de disfrute, emoción y de sentirse realizado con su trabajo. Si hay algún desafío para entablar y mantener una relación positiva con una familia, hable con su supervisor y pídale el apoyo que necesita para responder a las familias con sensibilidad y respeto.
  • Por lo general, tenemos dificultades para reconocer que no siempre nos llevamos bien con todos los niños a nuestro cuidado. Los niños influyen en nosotros de manera diferente y tenemos que reconocer cuando un niño a nuestro cuidado nos hace enojar. Piense en los niños con los que tiene una estrecha relación y en los que a menudo lo dejan sintiéndose frustrado. Aunque estos sentimientos de relación estrecha y frustración son normales, es su responsabilidad manejarlos para que no interfieran en la forma en que interactúa con los niños. Hablar abiertamente con un supervisor en un entorno seguro y de apoyo sobre sus relaciones con los niños a su cargo le proporciona la oportunidad de obtener el apoyo que necesita para responder a los niños y hacerlo con sensibilidad. Los niños que nos desafían como maestros y proveedores de cuidado infantil familiar son también los que nos dan la oportunidad de que aumente nuestro autoconocimiento y nuestra comprensión de cómo nuestras propias experiencias influyen en lo que aportamos a nuestras interacciones con los niños.
  • Cómo es usted como persona y su propio temperamento, experiencias pasadas, valores familiares y culturales, y las circunstancias actuales de la vida moldean la manera en que usted responde a los niños y a las familias en su programa. Trabajar con los niños pequeños y las familias es una tarea desafiante, gratificante y difícil desde un punto de vista emocional. Como maestro, visitador del hogar o proveedor de cuidado infantil familiar, es de vital importancia que preste atención a su nivel de estrés y a cómo se ocupa de sus propias necesidades. Los recursos para aliviar el estrés pueden variar mucho en dependencia de la persona. Explore lo que funciona en su caso, como hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos, pasar tiempo a solas, practicar la atención plena, la meditación, leer un buen libro, tomar un baño caliente, escuchar música, salir a bailar, y aprenda a detectar cuándo necesita cuidarse para que tenga la energía emocional necesaria para cuidar a las familias y a los niños con los que trabaja.